Aprender a mejorar la habilidades de la inteligencia emocional lleva un cierto tiempo. En Clínica Cobián, ofrecemos un programa de «Regulación Emocional con Mindfulness«, orientado al autoconocimiento, a la gestión eficaz de las emociones y al desarrollo de nuevas competencias emocionales. Esto nos permitirá actuar de manera más equilibrada y mejorar nuestras relaciones con los demás.
Educar niños saludables, competentes y felices, es una misión imposible sin adultos emocionalmente inteligentes. Así que, el primer paso para conseguir que nuestros niños aprendan a gestionar sus emociones, es que nosotros sepamos hacerlo con las nuestras. Algunos consejos que te pueden ayudar a ello, son:
1. Identifica la emoción. Para darte cuenta que una emoción te está invadiendo, debes llevar la atención al cuerpo e identificar ahí los signos (ej. sentir opresión en el pecho o la garganta cuando sientes miedo). Permanece atento, siempre que puedas, a las reacciones físicas de tu cuerpo.
2. Permanece atento a las sensaciones corporales sin perder la calma. Haz una pausa, cierra los ojos, toma una respiración y permítete sentir como se despliega la emoción sin reaccionar (sin querer evitar las sensaciones, sin huir, sin tratar de controlarla…). Escucha a tu cuerpo y registra lo que estás sintiendo sin juzgarlo, como si fueses un observador externo.
3. Respira suave y lentamente. Una vez que hayas identificado la emoción y la hayas sentido en tu cuerpo, lleva la atención a la respiración. Con los ojos cerrados, concéntrate en realizar varias respiraciones alargando lo que puedas la exhalación. Repítelo las veces que sea necesario.
4. Permite la experiencia sin identificarte con ella. Toma conciencia que lo que sientes sólo son sensaciones corporales producidas por la emoción. Tienes una emoción, pero tú no eres la emoción. No luches ni te resistas a ellas. No tiene sentido. Date cuenta de que la emoción (al igual que los pensamientos) es un fenómeno mental pasajero. Si no lo alimentas con más pensamientos, si no tratas de evitarla ni te dejas arrastrar por ella, acabará desapreciendo. Compruébalo por tí mismo.
5. Actúa o no en función de las circunstancias. Ahora que estás más calmado, valora si lo que ha pasado es verdaderamente relevante en tu vida o puedes dejarlo pasar. Si necesitas expresarte, hazlo sin agresividad, tratando de comunicar como te sientes sin culpar ni atacar al otro.
En anteriores artículos, señalábamos que ser conscientes de nuestras emociones y responsabilizarnos de ellas es fundamental para el bienestar mental, pero, generalmente, no nos han enseñado cómo hacerlo cuando éramos niños.
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Lourdes Suárez Fernández. Psicóloga de Clínica Cobián.
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