Hay una serie de emociones básicas, universales, que están muy relacionadas con nuestra supervivencia y la de la especie. La ALEGRÍA, el ENFADO, la TRISTEZA, el ASCO, el MIEDO y la SORPRESA.
Hoy nos toca hablar del ENFADO, y de su “hermano mayor”: la IRA
Por Lourdes Suárez Fernández, Psicóloga en Clínica Cobian
El enfado (ira, resentimiento, rabia, furia, indignación, irritabilidad, enojo, hostilidad…), tiene como función primordial el defendernos de algo que nos hiere (física o psicológicamente). Es una reacción ante algo que nos perjudica o nos contraría. El enfado es tan necesario como cualquier otra emoción, una energía que nos mueve a actuar, que nos moviliza para cambiar cosas que consideramos injustas o no nos gustan. También nos da información sobre nosotros mismos; si un comentario o crítica que nos hacen, despierta nuestra ira, será de utilidad pararme a ver qué parte de mí se está sintiendo atacada y porqué; ésto me ayudará a conocerme mejor y no sobrereaccionar.
Como todas las emociones, tiene otra cara. Porque la ira nos agita y nos altera. Cuando la reprimimos, no la expresamos de una manera adecuada o la mantenemos de forma sostenida, nos provoca problemas con nosotros mismos (físicos y psicológicos) y con el entorno (los demás pueden distanciarse de nosotros por nuestras reacciones o podemos llegar a tener problemas más serios si la expresamos en forma de agresividad).
La clave, como con todas las emociones, es poner nuestra atención en ella, identificarla, etiquetarla y, si en lugar de expresarla a través de una explosión de genio, logramos canalizar la energía en forma de soluciones, esta emoción nos servirá para corregir el desequilibrio y estar mejor que antes.
1. DESCUBRE LOS SENTIMIENTOS OCULTOS BAJO LA IRA.
Nuestras emociones pueden ser muy engañosas. Muchas veces, cuando en realidad sentimos tristeza, miedo, vergüenza u otra emoción que nos produce dolor, la disfrazamos de ira, para evitar sentir ese dolor y descargar la frustración hacia lo que tenemos alrededor.
Es importante poner nombre a las emociones que estamos sintiendo y darles el espacio que necesiten. Eso permitirá que podamos soltarla cuando estemos preparados, sin quedarnos enganchados a ellas ni al sufrimiento que a veces nos producen.
2. TOMA CONCIENCIA DE LAS SEÑALES FÍSICAS.
Aprender a detectar las señales físicas que acompañan a la ira, nos ayudará a “atenderla” antes de que se escape de nuestro control: apretar los puños, apretar la mandíbula, opresión en el pecho o nudo en el estómago, dificultad para concentrarse, impulso o necesidad de caminar, son algunas de ellas.
3. ALGUNAS HERRAMIENTAS EXPRESS PARA ENFRIAR LA IRA
- Respira con atención plena, haciendo inspiraciones profundas y alargando la exhalación todo lo que puedas.
- Camina con atención plena, mejor al aire libre, sin perder el contacto con la respiración.
- Concéntrate en las sensaciones físicos, tratando de “ablandar” la tensión (ej. puedes masajear las zonas más tensas).
- Concéntrate en lo que captan tus sentidos (ej. los sonidos).
- La empatía, conectar con lo que el otro pueda estar sintiendo, entender que también está sufriendo, es un buen bálsamo para suavizar nuestra ira
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