En Clínica Cobián somos conscientes de los beneficios que tiene la lactancia materna tanto para el bebé como para la madre. Es por ello, que contamos con personal de enfermería especializado en Nutrición Pediátrica y Lactancia Materna con el objetivo de ayudar a las madres a llevar a cabo las mejores prácticas de alimentación en la primera infancia.
¿QUÉ ES LA LACTANCIA MATERNA?
La lactancia materna es la forma natural y más saludable de alimentar a los bebés. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y numerosas organizaciones científicas nacionales e internacionales (entre ellas la Asociación Española de Pediatría) recomiendan y fomentan la lactancia materna exclusiva los seis primeros meses de vida, y continuar con la lactancia materna a demanda, junto con otros alimentos, hasta los 2 años o más, según el niño y la madre lo deseen.
¿POR QUÉ DAR LACTANCIA MATERNA?
La lactancia materna es mucho más que un alimento. Existe numerosa evidencia científica de sus múltiples ventajas para la salud física y psíquica de los niños y de las madres. A mayor duración de la lactancia, menor incidencia de enfermedades. La lactancia materna además favorece una relación muy estrecha entre madre e hijo y la continuidad del vínculo afectivo que se inicia durante el embarazo.
¿CÓMO DAR LACTANCIA MATERNA?
La alimentación al pecho tiene que ser a demanda, es decir, hay que ofrecer el pecho al bebé cuando éste lo pida y durante el tiempo que quiera, hasta que lo suelte espontáneamente. De este modo se regula la producción de leche según las necesidades del niño, se asegura la ingesta de leche del inicio y del final de la toma y se logra un buen vaciamiento del pecho.
Pon a tu hijo a mamar siempre que él quiera, no esperes a que llore de hambre, dale aunque sólo “busque”, gruña o se chupe los dedos.
Asegúrate de que se coge bien al pecho (con la boca abarca el pezón + un buen bocado de areola) porque de ese modo vacía bien los depósitos de leche que están en la areola. Deja que mame todo el tiempo que quiera del mismo pecho, porque la leche del final tiene más grasa (más calorías). Si quiere más, le ofreces el otro pecho después.
Dale pecho a menudo (mínimo 8 veces al día), para que la estimulación de la piel del pecho asegure el funcionamiento de las hormonas de la lactancia, sobre todo las primeras semanas.
Retírale el chupete y ofrece a tu bebé el pecho siempre que él quiera, aunque no sea por hambre. El pecho necesita el estímulo de la boca del bebé para fabricar leche. Cuando se le pone el chupete, se le quita el estímulo al pecho y fabricará menos leche. Si además el bebé es muy pequeño, puede confundir la forma de cogerse al pecho.
Para tener más leche y más rápido, puedes utilizar un sacaleches. Vaciar bien los pechos ayuda a estimularlos para que que fabriquen más.
Observa si el bebé está contento, duerme tranquilo 1-2 horas seguidas y no parece enfermo. Si es así, la leche que toma es suficiente. Observa si orina mucho o poco (lo normal es mojar unos 4-6 pañales al día, pero ten en cuenta que si son súperabsorbentes es más difícil de valorar) y si la orina es clara u oscura. Si el bebé orina poco o la orina es muy concentrada, es posible que esté tomando poco, consulta con tu equipo de pediatría para que te ayuden.
En general, todas las madres producen la cantidad exacta de leche que necesitan sus bebés. Es excepcional que una madre no produzca suficiente leche para alimentar a su hijo.
Si notas que tienes poca leche, lo habitual es que se trate de alguno de los siguientes casos:
La posición del niño o “el agarre” del pecho no es correcto, por eso el bebé no vacía bien las mamas y éstas dejan de producir la cantidad de leche que necesita el bebé. En este caso suele haber dolor al mamar o grietas. Es necesario corregir la posición. Lo ideal es que alguien experto evalúe la toma. Es importante que contactes con tu pediatra o enfermera para que te ayuden.
Hay leche pero la madre no se nota “la subida” y duda que tenga suficiente. Esto suele ocurrir tras los primeros meses de lactancia. Normalmente el niño tarda menos en hacer las tomas y extrae la leche más eficazmente. Si el niño está tranquilo y feliz y moja 4-5 pañales diarios, es que está tomando la leche que necesita.
El bebé ha crecido bruscamente y necesita más leche, conocido como “baches de lactancia”. En torno a las 3 semanas, al mes y medio y a los 3 meses, muchos bebés tienen unos días “raros” en que están algo más inquietos, lloran más, duermen peor, maman más a menudo, se agarran al pecho y de repente se estiran, lo sueltan, lloran,… Posiblemente esto tenga relación con la aceleración normal en su velocidad de crecimiento que condiciona una mayor demanda de leche. El bebé reclama mamar más a menudo, lo que la madre interpreta como que tiene hambre, pero en realidad lo que ocurre es que el bebé reclama más a menudo porque está creciendo (por eso se llaman también “baches o crisis de crecimiento”) y esto hace que su apetito aumente.
Recuerda: lo adecuado es intentar adaptarse al bebé. Si pide más pecho porque necesita comer más, la solución es ponerlo más al pecho para que aumente la producción de leche. Si en lugar de pecho se le da un biberón, esto evitará que aumente la producción de leche y empeorará las cosas.
Recuerda
La lactancia materna es la forma natural de alimentar a los bebés y está considerada el método óptimo de alimentación infantil por sus ventajas nutricionales, emocionales e inmunológicas. Si tienes dudas sobre lactancia no dudes en consultar con tu equipo de pediatría.