El Liquen escleroso es una enfermedad inflamatoria crónica que en el 85-90% de los casos afecta a la zona genital, pudiendo también estar presente en cualquier otra parte del cuerpo. Es muy frecuente y alrededor de 1 de cada 30 mujeres en edad adulta lo va a presentar. Aunque su causa es desconocida, se sabe que están implicados factores inmunológicos, genéticos y hormonales, por eso es más frecuente en edades en las que las mujeres tienen los estrógenos bajos (antes de la pubertad y en la menopausia).
El síntoma más frecuente del liquen vulvar es el picor, que puede variar de intensidad y suele aparecer de noche. Muchas mujeres relacionan este picor con infecciones por hongos (cándida) y se tratan con antimicóticos sin mejoría. La sensación de quemazón y el dolor durante las relaciones sexuales también es común en el liquen, aunque puede cursar sin síntomas.
En el liquen, la piel de la vulva adquiere un tono blanquecino y se vuelve muy fina pudiendo aparecer fisuras, rigidez en la vagina y unión de los labios alterando la anatomía de la vulva.
El diagnóstico se realiza con un examen exhaustivo de la vulva y la confirmación se hace tomando una pequeña muestra de la zona afectada que se estudiará en el laboratorio.
El tratamiento pretende mejorar los síntomas y evitar el progreso de la enfermedad. Se inicia combinando cremas con corticoides e hidratantes.
Actualmente, para los casos más avanzados o que no responden a tratamientos locales, en la Unidad de Ginecología regenerativa y funcional de la Clínica Cobián disponemos de nuevas alternativas, entre ellas el de láser de CO2, la radiofrecuencia Indiba, factores de crecimiento y ácido hialurónico que se indicarán dependiendo del caso y del grado de evolución de las lesiones.