El término mindfulness es la traducción inglesa de la palabra sánscrita sati, la cual hace referencia a dirigir la mente al presente o recordar el presente. Al español, ha sido traducido como atención o conciencia plena, un estado de conciencia que resulta de la total atención al momento presente con una actitud de aceptación de lo que se está experimentando. Mindfulness significa detenernos, dejar de hacer y conectarnos atenta y tranquilamente con lo que ocurre a nuestro alrededor y en nosotros mismos.
Esta capacidad de centrar la mente en el presente es algo que ya poseemos, pero que hemos olvidado por no ponerla en práctica. De hecho, la investigación neurocientífica ha puesto de manifiesto que nuestro funcionamiento mental habitual, o modalidad por defecto, se inclina más hacia la distracción (mindless) que hacia la atención (mindfulness). Lo normal es que nuestra mente esté atiborrada de contenidos, saltando continuamente de un estímulo a otro. En general no somos conscientes de ello y, en no pocas ocasiones, nos dejamos arrastrar por el río de sensaciones, pensamientos y emociones que inundan nuestra conciencia. Este ir y venir, esta mente de mono (llamada así en la psicología budista porque se asemeja a un mono que salta de rama en rama), genera un ruido mental constante, que nos distrae del presente y nos hace funcionar en piloto automático, reaccionando a los acontecimientos en vez de responder a los mismos.
La mente agitada no descansa, generándonos estrés y un malestar emocional que no siempre percibimos con claridad (es más bien una sensación inespecífica de incomodidad psíquica, aburrimiento o insatisfacción; como si siempre nos faltase algo o algo no fuese del todo bien). La mayor parte de las veces, consideramos a las circunstancias externas, o a otras personas, frecuentemente a las más allegadas, como las responsables de nuestra incomodidad o descontento. Raramente nos detenemos a observar cómo funciona nuestra mente, ni a reflexionar en profundidad sobre el modo agitado en que vivimos y las consecuencias que esto tiene en nuestra salud mental. En lugar de eso, llenamos nuestra vida de cosas y actividades (televisión, WhatsApp, Facebook, etc.), para mantener la mente distraída y evitar encontrarnos con el silencio, la quietud, o la soledad.
Con la práctica de mindfulness aprendemos a calmar esta mente de mono, lo que nos permitirá contemplar la realidad con mayor claridad.
Podremos observar cómo surgen y se desvanecen de la conciencia los pensamientos, sensaciones y emociones, y entender mejor el funcionamiento de nuestra mente. También podremos conocernos y aceptarnos mejor a nosotros mismos, adoptando una actitud no crítica y afectuosa hacia la realidad externa e interna, sea esta agradable o no.
Mediante los ejercicios de mindfulness, focalizamos nuestra atención en lo que está ocurriendo ahora mismo, ya sean los estímulos que nos rodean o los eventos mentales internos (pensamientos, emociones, sensaciones físicas), aceptando la experiencia sin juzgarla o sin tratar de cambiarla, independientemente de que esta sea placentera, displacentera o neutra.
Sus beneficios han sido validados por innumerables investigaciones científicas, que han evidenciado que esta práctica desencadena cambios en nuestro organismo que mejoran nuestra salud, ayudándonos a contrarrestar los efectos negativos del estrés y la desregulación emocional y a desarrollar una actitud abierta y flexible en nuestra vida cotidiana.
Por otro lado, las modernas técnicas de neuroimagen han puesto de relieve que nuestra arquitectura cerebral cambia cuando practicamos atención plena, observándose, entre otros, cambios en la actividad de zonas cerebrales responsable de las respuestas de estrés, miedo y ansiedad u otras relacionadas con el aprendizaje, la memoria de trabajo, el autoconocimiento y la regulación emocional. Incluso en personas que tan sólo han realizado la práctica durante dos meses, esos cambios son perceptibles.
Cuando la mente descansa en el presente, sin pretender que las cosas sean diferentes de cómo son, se genera un estado de sosiego y bienestar, independientemente de cuales sean nuestras circunstancias.
Es una inteligencia emocional que nos permite fluir en la vida a favor de la corriente, en vez de navegar en contra. Cuando lo hacemos así, encontramos el descanso; un descanso más profundo y duradero del que nunca hayamos experimentado.
Sólo así, podremos reconocer que no necesitamos seguir buscando la serenidad y la felicidad que tanto anhelamos, ya que éstas ya están presentes, habitando lo más profundo de nuestro ser; en el aquí y ahora.
“La paz es importante pero nuestra capacidad de disfrutar la paz es algo más importante; la práctica de la meditación es la práctica de disfrutar la paz que está ahí, en el momento presente” (Thich Nhat Hanh).
LOURDES SUÁREZ. Psicóloga especializada en la práctica clínica con mindfulness. Máster en adicciones.
Para comprender mejor qué es mindfulness y cuáles son sus principales aplicaciones, pincha en el siguiente enlace: https://clinicacobian.es/mindfulness-para-mujeres-y-ninos/