Artículo de Lourdes Suárez (Psicóloga col. G-2812)»]
EFECTOS DEL TABAQUISMO EN LAS ÁREAS GINECOLÓGICAS Y DE LA REPRODUCCIÓN
El hábito tabáquico en la mujer, conlleva unos riesgos específicos que afectan principalmente a las áreas ginecológicas y de la reproducción. Las mujeres fumadoras que toman anticonceptivos orales, cuando su edad se sitúa por encima de los 35 años, incrementan por hasta en 20 veces el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio (Farley, Meirik, Cahng & Poulter, 1998). Por otra parte, el tabaco se relaciona con una reducción de la fertilidad (tanto espontánea como la asistida) y con una disminución del período de la fertilidad al adelantarse aproximadamente un año la menopausia en mujeres fumadoras, dado el efecto antiestrogénico del tabaco (Law & Hackshaw, 1997). El consumo materno de tabaco de la mujer en el embarazo y posparto, está relacionado con numerosas patologías en el feto y en el recién nacido: complicaciones placentarias, embarazo ectópico, parto prematuro, abortos espontáneos, retraso del crecimiento, mortalidad perinatal y otras alteraciones en el recién nacido (bajo peso al nacer, infecciones respiratorias u otorrinolaríngeas, síndrome de muerte súbita del lactante). Así mismo se ha vinculado a trastornos cognitivos, emocionales y conductuales en los niños (U.S. Department of Health and Human Services, 2006, American College of Obstetricians and Gynecologists, 2001), como es la relación encontrada entre el tabaquismo materno durante el embarazo, con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
RIESGOS DE FUMAR EN EL EMBARAZO y LA LACTANCIA
A pesar de que el tabaquismo es la principal causa evitable de morbimortalidad-fetal y de patología obstétrica, se estima que en los países desarrollados, entre un 13% y un 25% de las mujeres fuma durante el embarazo, incrementándose esa cifra en España a un 30%- 35%. El embarazo ectópico, es más frecuente en mujeres que fuman durante la gestación, multiplicándose el riesgo relativo por un 1.5, para menos de 10 cigarrillos, y por 3 para más de 20. La relación entre el tabaquismo materno y el bajo peso del recién nacido ha sido estudiada en profundidad, existiendo evidencia, hoy en día, de que en los países industrializados el tabaquismo es la primera causa de retraso intrauterino (Kramer, 1987). También ha sido desmostada la relación del tabaquismo durante la gestación con la prematuridad. El riesgo guarda relación directa con el tabaquismo activo durante la gestación (incrementándose en función del número de cigarros consumidos), y no tanto con el consumo de tabaco previo al embarazo. El tabaquismo multiplica por 2 el riesgo relativo de partos prematuros, siendo considerada la causa más importante de prematuridad, por delante de otros factores como la elevada edad de la madre, los embarazos múltiples, la ausencia de actividad o los antecedentes de prematuridad, que a su vez tendrían como factor de riesgo desencadenante el tabaquismo (Delcroix et Chuffart, 1999). Por otra parte, en relación al período de la lactancia, además de los riesgos que supone para el lactante que la madre fume durante el embarazo y/o la lactancia, hay que añadir el efecto del tabaquismo pasivo en el niño, manifestado por un aumento del síndrome de muerte súbita del lactante, de infecciones respiratorias, de otitis media y de asma infantil (Haglund & Cnattigius, 1990 y Stick, Burton, Gurrin & LeSouef, 1996).
BENEFICIOS DE DEJAR DE FUMAR EN EL PERÍODO PERINATAL
Muchas mujeres están motivadas para dejar de fumar durante el embarazo y los profesionales sanitarios deben reforzar la motivación aumentando los conocimientos de la madre de que el abandono del tabaco reducirá los riesgos para la salud del feto y ofrece beneficios después del parto para la madre y el niño (Walsh, Lowe, Hopkins, 2001, Solomon & Quinn, 2004). Aconsejar a la mujer embarazada que abandone el hábito tabáquico, es una obligación de todo médico responsable de su seguimiento, debiendo desterrar la errónea creencia de que es preferible que la mujer fume a que se sienta estresada (Hernandez-Mezquita, 2003). Dado que lo preferible es la mujer llegue al embarazo libre de esta adicción, el tratamiento para dejar de fumar debería formar parte de las actividades preventivas preconcepcionales (“y no sólo la administración de ácido fólico”, Torrecilla García, Hernández-Mezquita, Barrueco Ferrero y Plaza Martín, 2001). La Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, señala que a las mujeres que acuden a consulta preconcepcional, se les deben ofrecer intervenciones contra el tabaquismo, porque el consumo de tabaco puede reducir la fertilidad y, además, el tratamiento del tabaquismo antes de la concepción ofrece más opciones al profesional sanitario, incluyendo las opciones de medicación. Los beneficios de dejar de fumar en el período perinatal, son especialmente relevantes si la mujer deja de fumar al menos un mes antes del embarazo, pero también si lo hacen durante el primer trimestre del mismo. La cesación del hábito tabáquico, sobre todo en el mes que precede a la concepción, permite reducir de forma significativa el riesgo de embarazo extrauterino (Handler, 1989 y Stergachis, Scholes, Daling, Weiss & Chu, 1991), reduciéndose también el riesgo de prematuridad. Respecto al peso en el recién nacido de una mujer que ha abandonado el hábito tabáquico, se estima que más del 20% de los casos de bajo peso al nacimiento, podría evitarse abandonando el tabaco, llegando a equipararse el peso al del bebé de una madre no fumadora. Hay que señalar, que los beneficios observados, sólo se obtienen con la completa cesación en el consumo, no observándose en casos de reducción parcial del consumo (Pardell, Saltó y Salleras, 1996, Figerhut, Kleinman & Kandrich, 1990).
ABORDANDO LA DESHABITUACIÓN TABÁQUICA EN EMBARAZO Y LACTANCIA
El embarazo está considerado uno de los mejores momentos para abordar la deshabituación tabáquica, ya el cuidado de la salud es considerado de una manera especial, lo que supone una motivación adicional de gran ayuda estímulo en el proceso de abandono de este hábito. Aprovechar también la lactancia para abandonar el hábito, es uno de los objetivos de los profesionales sanitarios y fundamentalmente de los pediatras, a fin de prevenir patologías relacionadas con el tabaquismo pasivo en los niños. Un aspecto importante de este período es prevenir las recaídas de las mujeres que abandonaron el consumo de tabaco durante el embarazo, para asegurar el bienestar del hijo esperado, ya que una vez nacido el bebé muchas de ellas pierden la motivación para continuar sin fumar, según algunos estudios hasta un 56% (Plaza Martin 2001, Joossens, 1989). La Guía Clínica de Tratamiento del Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), establece la siguiente recomendación, basada en el máximo nivel de evidencia científica: “Debido a los graves riesgos del tabaquismo para la embarazada fumadora y para el feto, siempre que sea posible, a las fumadoras embarazadas se les deben ofrecer intervenciones psicosociales directas para dejar de fumar, que vayan más allá del consejo breve”. Así mismo, señala que, “Si bien la abstinencia en fases tempranas del embarazo produce los mayores beneficios para el feto y para la futura madre, dejar de fumar en cualquier momento del embarazo puede producir beneficios. Por lo tanto, los profesionales sanitarios deben ofrecer intervenciones eficaces para tratar el tabaquismo en embarazadas fumadoras en la primera visita prenatal, así como a lo largo de todo el embarazo”. En el caso de las mujeres fumadoras embarazadas y en período de lactancia, al existir contraindicación formal (con alguna salvedad) para la administración habitual de los tratamientos farmacológicos del tabaquismo, debemos considerar el tratamiento psicológico como el tratamiento de elección, a la hora de ofrecer ayuda especializada para dejar de fumar. El tratamiento psicológico del tabaquismo, es un tratamiento eficaz que se lleva aplicando desde hace 40 años para el tratamiento de las personas con dependencia a nicotina (Becoña, 2004). Quizás sean la terapia conductual (y dentro de ellas la reducción gradual de nicotina y alquitrán) la más indicada para las gestantes, por su aplicabilidad y falta de efectos secundarios (Plaza Martín, 2001), teniendo en cuenta que, en ocasiones, serán necesarias intervenciones complementarias para tratar las manifestaciones del síndrome de abstinencia de la mujer embarazada que deja de fumar.
El Programa para dejar de fumar para embarazadas y mujeres en período de lactancia, que ofrece la Clínica Cobián, es una programa de tratamiento psicológico multicomponente (los más utilizados en la actualidad para el tratamiento psicológico de los fumadores). Este programa incluye diferentes técnicas psicológicas para facilitar el abandono del hábito tabáquico, así como prevenir la recaída posterior en el mismo: intervenciones motivacionales, reducción gradual de la ingestión de nicotina y alquitrán, autorregistros, entrenamiento en manejo de estrés, estrategias para disminuir los síntomas del síndrome de abstinencia, estrategias para el control del aumento de peso corporal, control de estímulos, estrategias simples de prevención de recaídas y feedback fisiológico del consumo de cigarrillos (CO en el aire expirado). El programa se adaptará a las necesidades especiales de cada participante y se desarrollará en un número variable de sesiones (entre 3 y 6), en función del perfil individual de cada paciente.
Lourdes Suárez
Psicóloga col. G-2812