Los casos de mujeres que se quedan embarazadas en los primeros intentos son más la excepción que la norma. Los especialistas en reproducción aconsejan que en ausencia de otros problemas médicos, las parejas deben darse al menos un año de plazo antes de valorar la existencia de un posible problema de infertilidad.
En ocasiones, la incapacidad para concebir tras un año intentándolo suele generar sentimientos de frustración, enfado, impotencia y fracaso. Estos sentimientos, unidos a la sensación de falta de control sobre la situación, generan un elevado estrés para los dos miembros de la pareja.
Los estudios sobre el tema, revelan que hasta un 40% de las parejas presentan problemas psicológicos de significación clínica. Éstos incluyen desde depresión, por la incapacidad de concebir, hasta ansiedad por la naturaleza estresante de la situación y de los tratamientos. Esta sintomatología, puede afectar negativamente la capacidad, tanto del hombre como de la mujer, para someterse al rigor de las pruebas de diagnóstico y al tratamiento ( en el caso de que este sea necesario) siendo la razón más frecuente de las altas tasas de abandono de los tratamientos.
Es muy importante que la pareja aprenda a reconocer cuándo se siente estresada y qué es lo que se lo provoca, así como que sean capaces de encontrar maneras de aliviar la situación. El estrés puede afectar la frecuencia y la calidad de las relaciones sexuales de la pareja y en algunos casos, puede llegar a interferir con la ovulación (algo bastante poco común) o afectar las funciones sexuales en el hombre.
Recientemente, la prestigiosa revista científica Human Reproduction -publicación con mayor repercusión científica dentro de la Medicina Reproductiva-, publicaba un estudio que viene a demostrar y ratificar estudios anteriores: altos niveles de estrés están asociados con una reducción en la probabilidad de embarazo (hasta un 29%) y con un mayor riesgo de cumplir con la definición clínica de infertilidad (no conseguir embarazo a pesar de 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección).
Courtney Denning-Johnson Lynch, directora de epidemiología reproductiva en la Universidad Estatal de Ohio, afirmaba que los resultados de esta investigación deberían alentar a las mujeres que están pasando por dificultades para quedarse embarazadas, a considerar la gestión de su estrés mediante técnicas de reducción del mismo como: la meditación y la atención plena (mindfulness).
El área de atención psicológica de Clínica Cobián, ofrece apoyo psicológico especializado a las parejas aspirantes a ser padres, a fin de ayudar a regular y manejar adecuadamente las distintas reacciones emocionales que pueden surgir a lo largo de este proceso. Además, pone a disposición de las pacientes (y sus parejas), un programa de entrenamiento en mindfulness con el fin de reducir el estrés y que, de este modo, el «temido estrés» no sea otro factor añadido de infertilidad.
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Psicoterapeuta especializada en la práctica clínica con mindfulness